jueves, 5 de mayo de 2016

La hora de la siesta

Una de las costumbres más arraigadas en los ecosistemas ibéricos es la siesta.



























Después de una incesante actividad para procurarse el alimento a lo largo de toda la mañana, ha
llegado el momento de reponer fuerzas y archibebes y correlimos han decidido relajarse un poquito y echar una siesta reparadora.




Fijémonos en la posición de ambas especies: Suelen ponerse de cara al viento, vuelven la cabeza escondiendo su pico entre el plumaje y se mantienen de pie sobre una sola pata.



Actividades como el vuelo, o dormitar en esa posición tan inestable, requieren (como ya se indicó en la entrada: Aves. La vida en el aire. del viernes 27 de marzo de 2015) de un finísimo sentido del equilibrio, que las aves poseen gracias al gran desarrollo de su cerebelo.

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